Yamaha Pro Tour 2022

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Tras un obligado parón de dos años, regresó la fiesta del motocross de Yamaha a tierras españolas. El pasado 19 de noviembre tuvimos el placer de poder asistir de nuevo al Yamaha Mx Pro tour, que en esta ocasión se instaló en el magnífico circuito Motocross Madrid Park en la localidad de Valdemorillo. El Mx Pro Tour es una de las cita a tener en cuenta y que no te puedes perder si eres aficionado al motocross como yo, y quieres probar o comparar algún modelo de motocicleta recién salida de la fábrica.

Texto: Guillem Marco Gil

Durante la jornada pudimos conocer y probar en primera persona todas las novedades de la marca japonesa, ya que tenían preparados a nuestra disposición todos sus modelos de 2 y 4 tiempos. Pero sin lugar a dudas, este año la protagonista fue la totalmente renovada YZF 450. Tal y como he comentado anteriormente, el evento se realizó en el exquisito circuito de Valdemorillo, en el cual los más de 160 participantes pudieron disfrutar de sus tres trazados (MX Pro, Mx Kids y MX Amateur) y exprimir al máximo todas las prestaciones de las monturas azules.

Además, para que la fiesta fuera completa, después de probar los modelos 2023, los participantes también podían asistir con su propia moto, fuera de la marca que fuera, y llevarse un welcome pack de Yamaha.

Después de esta breve introducción, empezamos con una explicación más detallada de nuestra vivencia.

Era sábado sobre las 8:30h de la mañana, y con un poco de nervios en el estómago, llegábamos al circuito. Después de desayunar y realizar el pequeño briefing, nos enfundábamos nuestra nueva equipación Thor, cedida por Parts Europe para esta prueba.

Ahora sí, ya estábamos listos para analizar exhaustivamente todos los detalles de las motos. Como era de esperar, nuestras miradas se centraban en la renovada Yzf 450. Su eslogan Más Ligera, Más delgada, Más Precisa, Más Rápida, ya nos adelantaba las magníficas impresiones que percibiríamos al entrar a pista.

Nuestra primera conclusión, fue que Yamaha para este 2023 quería dar un paso al frente y demostrar que siguen siendo una marca referente en el mundo del motocross. La renovada Yzf 450 dio ese pasito que necesitaba para ponerse al día y, a simple vista, ya se apreciaba una silueta más esbelta.

Cuando nos subimos encima confirmamos esas impresiones, ya que sus placas delanteras eran notablemente más estrechas, las estriberas más altas y la posición del asiento (mucho más plano) ofrecían una clara sensación de ser una moto más pequeña que su predecesora.

Llegaba la hora de salir a la pista. Después de unas vueltas de adaptación al circuito, empezábamos a coger ritmo y allí fue donde confirmamos claramente su eslogan.

Más delgada. La primera impresión que me dio fue que no parecía una 450, este nuevo modelo 2023 se notaba más liviano y manejable que su hermana 2022. Su estilizada plástica me encantó, ya que permitía un muy buen movimiento encima de ella, facilitando mucho el posicionamiento de las piernas en curvas cerradas.

Más precisa. En un trazado húmedo y arenoso donde en cada vuelta salía una rodera nueva, tuve que tomarme mi tiempo para coger confianza. Pero tengo que decir, que me gustó mucho la seguridad que me transmitía el tren delantero a la hora de entrar en los virajes, tanto de pie como sentado. La suspensión dibujaba todas las pequeñas irregularidades y me resultó muy precisa a la hora de afrontar las roderas profundas.

Más Rápida. Su motor muy dócil, a la vez que potente, te facilitaba la faena gratamente. Podías rodar por todo el trazado en una sola marcha sin tener que jugar con el embrague. Al mismo tiempo, podías usar una marcha menos y con su potente motor sacar el máximo rendimiento para superar los obstáculos.

Más Ligera. Una reducción de 2’3 kg junto con la nueva carrocería generaba la sensación antes comentada. “No parecía una 450”, ya que se mostraba ágil en los cambios de dirección y también en el aire.

En resumen, cada vez que terminaba mi tanda, salía con mejores sensaciones, y tengo la convicción que este nuevo modelo 2023 dejará el listón bastante alto respecto sus rivales.

La siguiente en salir a escena fue la YZF250. Con una montura aún no actualizada, a simple vista se notaba más voluminosa que su hermana mayor. Me quedé con las ganas de probar la versión 2023 de la 450, con el motor de la 250 “Little”.

Aún así, salimos a pista para disfrutar al máximo de la cilindrada con la que me encuentro más cómodo. Con un motor bastante lleno en medios y altos resultaba fácil gestionar la potencia en las diferentes trazadas, permitiéndome salir de las zonas fangosas sin perder velocidad o superar todos los saltos sin tener que exprimir al máximo su potencia. Hace ya unos años que Yamaha revolucionó al redistribuir su caja de filtro y motor. A día de hoy, me sigue sorprendiendo escuchar ese sonido de admisión tan cerca cada vez que abres gas.

Otro de los puntos fuertes de Yamaha son sus suspensiones. En los diferentes modelos de 250 en los que me subí, el comportamiento de su horquilla era francamente bueno, ya que dibujaba las pequeñas irregularidades a la perfección. Todo el conjunto transmitía mucha confianza en los diferentes baches del trazado y en las recepciones de los saltos.

Hacia bastantes años que no me subía a una moto 2T, y no recordaba lo exigentes pero a la vez divertidas que pueden llegar a ser. Llegar al hotel no solo con dolor en las manos, sino con todos los músculos doloridos, junto con ese olor a aceite 2t impregnado en la ropa, demostraba que la jornada había sido muy completa.

Acostumbrado al motor de tractor de una 4t, me costó algunos giros pillarle el feeling a la señorita de 125 centímetros cúbicos. Su motor explosivo no permitía muchos errores, en numerosas ocasiones mi falta de fluidez terminaba ahogando ese pequeño motor, hasta que empecé a dejarla correr en las curvas con una marcha más alegre. Era entonces cuando se dibujaba una sonrisa en mi cara. Cada vuelta con ella resultaba bastante más exigente que sus hermanas mayores, pero la adrenalina que descargaba en cada curva compensaba esa lucha. Si a eso le sumamos la ligereza en los saltos, tengo que reconocer que me resultó muy entretenido rodar con ella.

La siguiente en salir a pista fue su hermana mayor la Yz 250, que acabó de destrozar mis antebrazos. Un motor mucho más potente que la 125 te permitía salir con menos revoluciones sin temer que se ahogara, pero su explosividad era muy parecida, con la diferencia que llegabas mucho más rápido a las frenadas.

El funcionamiento de la moto en general era parecido a 125, pero me resultaba menos divertido. En alguna ocasión eché de menos el botón de arranque, ya que me quedé parado en un charco de barro arenoso después de muchas vueltas en mi cuerpo y fue bastante intenso intentar arrancar el motor con esa palanqueta tan resbaladiza. No le echo toda la culpa a la moto, sino que era un síntoma evidente que necesitaba un descanso.

En el computo final acabé sumando un total 8 tandas de 10 minutos cada una, que me sirvieron para disfrutar al máximo de toda la gama de estas Yamaha 2023, una experiencia muy recomendable que repetiría sin lugar a dudas. 

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