El pasado domingo, Álex López Llagostera, se subía al podio del Campeonato de España de Motocross en Talavera de la Reina. Lo hacía en la tercera posición después de dos mangas en las que tuvo que esforzarse al máximo para hacer frente a una sesión de calificación que no había sido del todo buena.
Quinto en la clasificación final la temporada 2024, el joven de Olost de Lluçanès, Barcelona, de dieciséis años es un caso extraño en el paddock. López compagina sus estudios de electromecánica por las mañanas con el trabajo en un taller por las tardes entre semana. Además, debe entrenar físcio… Lo hace, como nos explica, “para ayudar económicamente en casa. Costearse el mundo de la moto y las carreras requiere de unos gastos muy elevados y yo ayudo en lo que puedo”.
A los dos años ya se subió a su primera moto. Era una OSET eléctrica de trial, con la que hizo su primera carrera, aunque esta disciplina la aparcó rápidamente para ya a los seis años comenzar a competir con una 50cc en motocross. “El vínculo de la familia con las motos tampoco es muy grande. Mi padre había corrido alguna carrera de resistencia… pero yo me lo pasaba tan bien, que decidimos comenzar a competir. Probé en enduro, aunque no me acabó de gustar…”.
El proceso natural a aquel estreno en el ACCEMA, el Campeonato de Cataluña de Motocross y, el siguiente, el Campeonato de España. “Solo llevo tres años en el Nacional y mi debut fue espectacular, porque me llevé el triunfo en MX65 en la carrera de Montearagón”. Ese era su primer ‘aviso’.
2025 no ha podido comenzar de mejor manera. Podio en la cita inaugural y paso al frente en busca de sus objetivos que pasan por mejorar ese Top 5 a final de curso de 2024. “Si tengo que ser sincero, no me esperaba para nada estar en el podio en Talavera de la Reina. En los entrenamientos solo pude ser P18, ya que tuvimos algunos problemas mecánicos. Así que sabía que en las dos mangas tenía que salir a darlo todo, pero siendo conservadores y sin arriesgar… las cosas salieron bien”.
Su pasión se desprende de sus palabras y la cara de alegría con la que subió al camión podio de El Cerro Negro. A bordo de una GasGas MC125 de 2024, el catalán es consciente de que a las limitaciones de su motocicleta debe sobreponerse como piloto. “No nos podemos permitir una moto súper preparada, por lo que yo tengo que dar el máximo de mí mismo a cada salida a pista para que los resultados vayan llegando”.
Mientras la mayoría de sus rivales puede entrenar sobre la moto también entre semana, él lo hace solo los fines de semana, ya que “mi entrenador, mánager y mecánico siempre es mi padre. Él es el que me acompaña en cada entrenamiento y luego también mi madre es la que está con nosotros los días de carrera. Lo hacemos casi todo juntos”.
Con referentes internacionales como Ken Roczen o Jeffrey Herlings, se considera un fiel seguidor de Rubén Fernández, “me encanta su pilotaje”, dice. También ha podido probar la modalidad de supercross, gracias a algún entrenamiento con el experimentado Joan Cros, pero su foco está en, algún día, convertirse en piloto mundialista.
Por el momento no tiene fecha para poder dar el salto a un Campeonato de Europa en el que todavía no ha competido en ninguna de sus categorías. Y es que la economía, por desgracia, manda y es una gran piedra dura de sortear para muchas promesas que, como Álex, piden paso en esto del motocross al más alto nivel.
Sanlúcar de Barrameda ya está en su mente, siempre sin olvidar el consejo que siempre le da su padre: “todo resultado es bueno, mientras te esfuerces al máximo y disfrutes”.