Hablando con David Braceras el fin de semana en Sanlúcar de Barrameda, me comentó que todavía sigue estudiando, algo que, personalmente me hizo una ilusión extrema. El motocross es un deporte muy complicado y en el que cada vez se ha puesto más caro, en todos los sentidos, llegar a la cima y vivir de ello. Son muchos los pilotos que dejan sus estudios a una edad muy temprana en su apuesta por dar el máximo de sus posibilidades deportivas e intentar perseguir un sueño, pocos lo consiguen, aunque su intento nunca queda en vano, pues el deporte y todos los valores que transmite bien te pueden dar otras salidas que no pasen por convertirse uno en integrante de la parrilla del Mundial o del AMA Supercross.
Ejemplos hay muchos y oportunidades y decisiones múltiples… hoy nos centramos en la figura de un joven de dieciséis años que, dicho por su núcleo familiar, sabe que su gasolina pasa por los buenos resultados académicos. Una opción entre muchas para forjarse un futuro sin dejar de lado una pasión. Lo que se debe hacer es fácil y, a la vez, complicado: compaginar, saber buscar el tiempo para intentar ser bueno encima de la moto y en clase. La empresa es peliaguda porque requiere de trabajo, esfuerzo y mucha disciplina, algo que Pablo Lara tiene más que asumido y, de hecho, lo lleva implícito, ya siempre ha actuado de la misma manera.
La primera pregunta en nuestra charla telefónica es obligada: El apodo Terremoto, ¿de dónde viene?… “Yo empecé con la bicicleta de BTT y no paraba quieto nunca. Mi monitor me empezó a decir que era un terremoto y así se quedó…”. Sus comienzos sobre las dos ruedas fueron sin motor, pero las cosas no le iban del todo mal, ya que se proclamó campeón de Andalucía de Rally a una edad muy temprana. Posteriormente, y fruto a la pasión de su padre (David) por las motos, concretamente en enduro, comenzó a abrir gas. “Llevo en moto desde los seis años y comencé con una Polini 50cc de gas. Llegó un momento en que me gustaba más ir en moto que en la bici y comenzamos a competir. A partir de ahí, me compraron una 65cc, pero solo hice una carrera del Campeonato Andaluz”.
Realmente pocas sensaciones debía tener el natural de Ronda, Málaga, al ascender a 85cc, en la que le costó mucho hacerse un hueco entre los 40 mejores pilotos y, de este modo, acceder a las carreras. No obstante, lo consiguió. “El primer año del Campeonato de España de 85cc no me clasifiqué en ninguna carrera hasta que llegamos a Solmoto y Alhama de Murcia”. Con la tranquilidad que te da ya el estar luchando en las mangas, hizo una buena pretemporada de cara al año siguiente y pasó de no clasificar a llevarse el triunfo, de nuevo en Alhama de Murcia, en la primera carrera de 2022 gracias a un tercer y un segundo puesto en las dos salidas a pista puntuables. “Realmente esa pretemporada trabajamos mucho y de ahí que diera un paso adelante”, dice.
El pasado fin de semana sumó su primer podio en MX125, una categoría que ya son palabras mayores. La rivalidad es extrema y todos los pilotos buscan hacerse un nombre a base de resultados para intentar estar en las mejores estructuras de un Campeonato de Europa muy reñido. Fue tercero en Sanlúcar de Barrameda, un trazado “en el que había entrenado solo un par de veces después de que lo remodelaran”, a lo que sigue explicando con la inocencia de su juventud que “fue un podio raro, porque siempre te queda esa ‘chispita’ (léase roe roe en la cabeza) de haberlo conseguido porque a otros pilotos los habían sancionado”. Con todo, un podio el que tiene ya en su haber y seguro le da más alas para continuar trabajando duro de cara a sus próximos retos, que no serán nada fáciles.
Y es que Lara se subirá al carro del Europeo de 125, que ya ha disputado dos pruebas, la semana que viene en Portugal para, posteriormente, correr en Lugo y Francia. Por el momento no cuenta con una gran experiencia previa a nivel continental, por lo que sabe que lo que le espera será duro. “Estos días previos entrenaremos mucho la velocidad para poder conseguir los tiempos que me den acceso a las carreras. Creo que si llegamos rápidos y nos concentramos bien en lo que hay que hacer desde primera hora de la mañana lo conseguiremos”.
Pese a que a los paddocks acude en ‘modo familia’, está enrolado en la estructura de Moto Ortiz, sus entrenamientos van de la mano de José Antonio Morillo y cuenta con Antonio, de Chok-Auto, como su mecánico de confianza, “que me cuida la moto cuando hay que hacer trabajos complicados o específicos, porque para cambiar una rueda o cosas así a diario lo hacemos entre mi padre, mi madre y yo”. Anteriormente, en el crecimiento de Lara sobre la 85cc estuvo implicado Edgar Torronteras, al que pudimos ver en diferentes circuitos del Nacional aportando su dilatada experiencia al más alto nivel.
Decantado más para las Letras que para las Ciencias, Pablo Lara todavía no tiene claro qué haría si esto de las motos no cuaja, sin embargo, sabe que “me gustaría enseñar a los más jóvenes todo lo que yo haya aprendido en mi vida como piloto, en la que todavía me queda mucho por conocer y aprender, claro”. Como referentes, cómo no, Jorge Prado, nuestro flamante campeón del Mundo de MXGP, y David Braceras del que dice que “es un máquina. Ahora he podido conocerlo un poco más y me encanta que sepa sacar el tiempo necesario para estar al nivel en el que está en el Mundial y continuar estudiando y disfrutar de su tiempo libre”.
Habitual de los entrenamientos de tarde en el circuito de Casares, el más cercano a su casa (más de una hora de trayecto), quiere meter su GasGas con el motor preparado por FlowMotion en la valla de salida de Águeda y dar continuidad a unos resultados gestados a base de actitud, dedicación e ilusión.