El Mundial de Motocross de este fin de semana en Madrid será una auténtica fiesta para muchos pilotos, que anteriormente no habían tenido la oportunidad de disputar una carrera de tan alto calibre. Del mismo modo, lo será para todos los aficionados al motocross en nuestro país, que el año pasado se quedaron con la miel en los labios al disputarse la cita a puerta cerrada por las restricciones a consecuencia de la pandemia por coronavirus.
Mariona Valero será uno de esos pilotos que este fin de semana permanecerá para siempre en su retina. La joven barcelonesa se convertirá en una de las tres bazas españolas en el Mundial de Féminas, por lo que se unirá a las integrantes del equipo femenino de la RFME, que está compuesto por Gabriela Seisdedos y Daniela Guillén.
“Estoy súper emocionada y contenta de poder participar en el Campeonato del Mundo, que es un sueño que he tenido desde muy pequeña y, además, hacerlo con el dorsal 585, que es muy especial para mí. Lo daré todo en la pista, pero principalmente lo que quiero es disfrutar de la experiencia”, nos explicaba.
Nacida en Terrasa pero viviendo en Rubí, Valero, que ahora tiene diecinueve años, comenzó a hacer sus pinitos en el motociclismo a los cuatro años. “Yo siempre pedía una moto y en mi cuarto aniversario, mi padre, me regaló una. Me empecé dedicando al enduro, que es la disciplina que practicaba él. Hasta los trece años entrenaba y competía en enduro, pero después ya me pasé al motocross y hasta ahora”.
Como a otros pilotos, Valero también tiene que seguir forjándose un futuro por si esto de las motos no funciona tanto como les gustaría. “No vivo del todo de las motos, si no que además estudio acondicionamiento físico y trabajo. Es difícil poder compaginarlo todo, ya que la moto también la veo como un trabajo para mí… doy el cien por cien en todos mis ámbitos, algo que es difícil pero no imposible. Siempre que puedo entreno y voy en moto porque es, simplemente, mi forma de vida”.
Valero cumplirá un sueño y lo hará frente a las mejores pilotos del mundo, pero arropada por toda la afición de casa.