Tras la consecución de su segundo título mundial en el circuito sueco de Uddevalla, Jorge Prado se limitó a celebrar su éxito en una estruendosa fiesta con su equipo en el paddock y rápidamente voló hacia Italia para enfundarse de nuevo el mono de trabajo y seguir preparándose para nuevos retos. Durante estas dos
semanas, nuestro campeón ha estrenado la moto grande la de 450 c.c., la ha puesto a punto y ha estado entrenándose duramente para ir conociendo bien sus reacciones. De lo poco que se ha filtrado parece que las sensaciones han sido muy buenas y que Jorge ha vuelto a dar muestras de
esa sorprendente capacidad para adaptarse a cualquier montura en tiempo
récord. Parecía que la temporada había terminado y que ya estábamos en
los prolegómenos del 2020. Los más ansiosos, expectantes ante el
Motocross de las Naciones del 28 y 29 en Assen, donde Prado debutará en
la categoría reina. Pero en lo que nadie reparaba es en que todavía
quedaban dos carreras para terminar el Mundial.
Y así, sin ni siquiera haber rodado en la dos y medio durante estas dos
semanas, Jorge Prado y su equipo se desplazaron a la parte asiática de
Turquía, al artificial circuito de Afyonkarahisar, para el penúltimo
Gran Premio del año. Cualquiera podía pensar que iban allí arrastrando
los pies y para quitarse de encima un trámite deportivo, pero el gallego
no sabe hacer eso, si se calza las botas y se pone el casco es para
darlo todo, para rodar deprisa y para ganar. Y así lo hizo, al más puro
estilo Prado, metiendo más de dos segundos a todos sus rivales en los
entrenamientos cronometrados, arrasando de principio a fin en la manga
clasificatoria que le otorgaba una nueva pole position (y van trece) y
dándose un nuevo festín en las mangas del domingo, con doble holeshot y
liderando todas y cada una de las vueltas.
En la primera, tras el consabido holeshot del español, el francés Renaux
intentó seguir sus pasos, pero la osadía duró poco y el de Yamaha
terminó por los suelos ante el ritmo de Prado que, vuelta a vuelta, iba
marcando mejores cronos. La manga se convirtió en un nuevo monólogo y la
emoción quedó detrás para ver como Geerts, Vlaanderen y Renaux peleaban
por la segunda posición. Prado terminaba feliz, una vez más: “He
disfrutado a tope en esta manga, el circuito estaba muy divertido y ha
sido una de la mejores mangas del año, rodando muy a gusto y haciendo
buenos tiempos.” En la segunda carrera, más de lo mismo. Holeshot, ritmo
constante y seguro y victoria asegurada. Por detrás Vialle, Van de
Moosdijk y Geerts dilucidaban las plazas del podio con ventaja para
belga y holandés. Prado ganaba en solitario y sumaba más éxitos en sus
estadísticas.
Alguien podría pensar que el lucense se había quedado con mal sabor de
boca por no haberse llevado el triunfo en el Gran Premio de Suecia y en
el fondo esa impresión ha dado porque la demostración de pilotaje y
superioridad ejercida en Turquía parecía querer dejar el sello del
campeón estampado en otra más de las citas del calendario, su
decimoquinta victoria del año, su decimotercer doblete, su vigésimo
novena manga ganada, otro fin de semana de los suyos: “Ha sido un fin de
semana perfecto, como me gustan. Es verdad que ya estoy entrenando con
la 450 c.c. para el Motocross de Las Naciones, pero siempre que corro me
gusta hacerlo bien y ganar, así que aquí en Turquía he disfrutado al
máximo.”
El otro español presente, Iker Larrañaga, terminó en el puesto trece
tras sumar catorce puntos en su cuenta. El próximo fin de semana en
Shangai, el Mundial bajará el telón y dejará, como siempre, esa guinda
final llamada Motocross de las Naciones, como apoteósico cierre del año,
sobre la espectacular arena de la pista de Assen. Algo nos dice que las
celebraciones de Jorge Prado en 2019 todavía no han terminado.