Lorenzo Santolino (Sherco) arranca este fin de semana la fase decisiva de la preparación para el
próximo rally Dakar con la disputa de la Baja España, donde parte como favorito para una carrera
recortada en días por la celebración de las elecciones y que tendrá en las altas temperaturas un
incómodo acompañante. La pionera de las carreras desérticas en España se celebra en Teruel un año más, provincia donde se han superado los 45 grados en el transcurso de la ola de calor de este verano.
La carrera supone el regreso a la competición de Santolino tras el Morocco Desert Callenge y la
celebración del Supercross de Guijuelo y marca una segunda parte de la temporada ya muy enfocada al Dakar. En esta edición los pilotos se enfrentan a 500 kilómetros divididos en tres etapas que se disputarán, junto a la prólogo, entre viernes y sábado. La carrera se ha comprimido en dos días por la celebración de las elecciones generales: inicialmente se prolongaba hasta el domingo, como es habitual.
La cita ha arrancado este jueves con las verificaciones técnicas obligatorias. En ese momento,
Santolino ha podido volver a tomar contacto con su moto, la Sherco 450 Rally, que llega con mejoras de estreno. La marca francesa y el piloto salmantino están ejecutando un programa de mejoras que incluye cambios en las suspensiones y en parte de la carrocería, con depósito trasero nuevo, que da un comportamiento a la moto menos endurero y más ‘desértico’, algo que Santolino quiere confirmar aquí tras las buenas sensaciones en los test.
La carrera en sí arranca este viernes a las 7 de la mañana con la disputa del prólogo para todos los
competidores, empezando por las motos. Santolino parte como favorito junto a su compañero en
Sherco, el portugués Rui Gonçalves, y el español Toscha Schareina, que sorprendió en el último Dakar con su velocidad. Entre ellos y Al Balooshi, líder de la Copa del Mundo de Bajas, estará la victoria. El año pasado, Santolino ya fue segundo tras disputarse la victoria con Toscha Schareina.
Las fuerzas empezarán a conocerse tras el prólogo de este viernes, de 5 kilómetros, y con la primera etapa prevista para el mismo viernes con otros 180. Para el sábado quedan otros dos sectores con otros más de 300 kilómetros que decidirán el vencedor final. Como siempre, se espera un terreno duro y pedregoso, rápido y con una navegación poco parecida a la del desierto, pero no polvo porque ha llovido en los últimos días, lo que puede paliar en parte las altas temperatura que siempre protagonizan esta carrera.