Este año nuestras dos representantes en la carrera más dura del mundo, el Rally Dakar, fueron Sandra Gómez y Sara García. Para la madrileña era su primera participación, pero no así para la zamorana que ya afrontaba su cuarta edición. Ambas tienen muchas cosas en común pero también algunas diferentes. A diferencia de Sara, que centra todos sus esfuerzos en las Bajas y en el Dakar, Sandra, en el 2021, participó en el Campeonato del Mundo de Trial, formó parte del equipo nacional femenino tanto en Trial como en Enduro y también participó en la Copa de España de Hard Enduro. Pero ambas llegaron con las mismas ganas, ilusión y objetivo de estar en la meta el 14 de enero y disfrutar de la carrera.
En los días previos a la misma, Sara se llevó el mayor disgusto de su vida. Dio positivo en Covid-19. “Estuvimos prácticamente aislados al 100% para evitar cualquier posibilidad de contagio (ya que esta variante es muy contagiosa aunque sus síntomas son mucho menos graves). Nos hicimos una PCR el 24 de diciembre que dio negativa, volamos el 26 y la PCR que nos hicieron en el bivouac el 27, a mí me da positivo y a Javi (Vega) negativo, cuando estuvimos sin separarnos durante dos semanas”. A partir de ese momento, todo se desmoronó. Por suerte para ella, y para el resto de competidores que también dieron positivo, la organización cambió el protocolo y en lugar de estar 7 días de cuarentena (lo que le hubiese dejado fuera de carrera) decidieron hacerle otra PCR a los 2 días.
El resultado entonces fue negativo y Sara pudo ir directamente al bivouac para pasar las verificaciones. Allí se encontró con muchos amigos y compañeros que la esperaban con los brazos abiertos. “Cada vez que veía a algún amigo, nos abrazábamos y ¡se me caían las lágrimas! No podía evitar la emoción”. Gracias a los “ejercicios de visualización” que la de Yamaha hizo durante el tiempo que estuvo aislada, cambió el chip rápidamente y se puso en modo carrera.
Este año ya no iba a participar en la categoría Original by Motul en la que los pilotos van solos y tienen que hacerse la moto para el día siguiente. Sara contó con la ayuda de Yamaha fábrica y, por lo tanto, fue con asistencia. Igual que Sandra que, gracias a su patrocinador Clínicas Cres, no dudó ni un segundo cuando le plantearon la posibilidad de participar en el Dakar. “Al final de verano me comentaron la opción de ir a Arabia Saudí. Tenía que buscar más sponsors pero ya contar con ellos me abría las puertas. No me lo pensé ni un minuto. Las oportunidades hay que cogerlas tal y como vienen. Quizás no era mi mejor momento porque tenía el Mundial de Trial, los Seis Días de Enduro, el Hixpania al que no pude ir porque tuve que competir en el Rally de Marruecos… pero tenía claro que quería ir al Dakar”.
Precisamente el Rally de Marruecos fue la prueba de fuego para Sandra. Allí vería si le gustaba, si servía para ello… “gracias a Loren (Santolino), que me ayudó en toda la parte teórica de aprender a leer el Road Book y demás, y a mi preparador físico con el que hicimos una pequeña pretemporada para preparar el Dakar, la carrera de Marruecos fue bastante bien. Me aceptaron para Arabia y me puse las pilas a tope”.
Superando barreras
Una vez allí tenía que centrarse en la carrera, la más larga que Sandra había hecho. “Me mentalicé de que iba a ser largo. Nunca había corrido dos semanas así que pensaba que sería como dos ISDE seguidos, dos Romaniacs, dos Trial de Escocia… pero iba muy motivada así que eso fue suficiente”.
Sara iba con el subidón de ser negativa en Coronavirus y gracias a su inseparable Javi Vega, empezó el Dakar con más ganas que nunca. “Javi me aporta mucha tranquilidad. Saber que llevas a alguien que no te deja ni a sol ni a sombra y que te apoyará pase lo que pase es un gran alivio”. Sandra no rodó con Lorenzo, su gran apoyo en el bivouac pero reconoce que es la carrera menos competitiva en la que ha estado. “Todos queríamos llegar a meta, todos nos felicitábamos y todos nos apoyábamos. Mi equipo también me ha dado mucho cariño así que se me ha hecho muy fácil todo”.
Ambas tienen muchos seguidores en Redes Sociales y han podido comprobar que éstos son muy fieles. “Cada día, después de la etapa, tenía algo de tiempo para ver Instagram y la verdad es que la gente me transmitió mucho fuerza”, comenta Sandra. Sara se vio desbordada por los tantísimos comentarios que le llegaron después de que publicase su positivo en Covid. Pero la mejor para ella fue que cada día éstos se multiplicaban y la animaban a seguir a pesar de sus dolores en el brazo. “En la etapa 1B había varias bajadas muy pronunciadas de dunas y, al final de una de ellas, no vi que había otra pequeña justo enfrente. La cogí perpendicular y, con la velocidad que bajaba, la horquilla de mi moto hizo tope y acabé absorbiendo el impacto con el brazo. Al principio el dolor era tan punzante que pensé que me había fisurado el radio, pero al ver que podía mover el brazo y que había continuidad en el hueso, decidí apretar los dientes, tirar hasta el bivouac y que me explorasen en el medical center. Allí me hicieron una radiografía para descartar la fisura y una ecografía, donde vieron que había una gran contusión muscular y se había creado bastante líquido entre la piel y el músculo. Me dijeron que solo mejoraría con reposo, difícil en un Dakar…”.
Sara no pensó ni por un momento en abandonar y continuó etapa tras etapa hasta llegar a Jeddah. Lo mismo le pasó a Sandra que, aunque tuvo la suerte de no lesionarse ni caerse, solo pensaba en aplicar lo que Santolino le había dicho “no navegues y pilotes a la vez. Lo principal no era ir al 100% de pilotaje en una carrera tan larga. Tenía que llegar cada día y saber que me quedaban todavía muchos por delante”.
Pero esos días se acabaron y ambas fueron finisher en este Dakar 2022. Sus caras en el pódium lo decían todo. Además, gracias a sus buenos resultados, Sandra fue segunda en el Trofeo Femenino y Sara tercera. Para la zamorana, las alegrías no terminaron ahí y es que su pareja, Javi Vega, se arrodilló en el mismo pódium para pedirle que se casara con ella. Su cara lo decía todo. “Creo que por las imágenes que habéis podido ver está claro que no me lo esperaba para nada. ¡Hemos salido hasta en las revistas del corazón! (rie)”.
Dos ejemplos de lucha y constancia
Una vez en España, las dos fueron recibidas entre vítores y muchos abrazos de sus familiares y amigos y ahora es momento de continuar con la rutina y de pensar en sus nuevos desafíos. Sandra, que además de ser piloto es la responsable de la Comisión Femenina de Motociclismo de la RFME y presentadora del programa de televisión Off Road Magazine saca tiempo de debajo de las piedras. “Para poder llevarlo todo le quito tiempo al descanso porque si no, no llego. El entreno no lo descuido ya que a la mínima que te relajas te pueden pasar por encima, pero saco tiempo de donde no hay. La Comisión me gusta mucho e intento aportar todas las ideas que tengo para que las chicas estén contentas. Pero creo que es momento de que sean ellas también las que respondan. Se hacen carreras para ellas, se les dan oportunidades así que tienen que quitarse ese miedo y empezar a competir”.
Sara de eso sabe mucho y es que es una de las pilotos más activas y mediáticas de nuestro país. En este Dakar “creo que mi aporte ha sido ser imagen de resistencia y supervivencia, de que por muchos problemas que vengan, si persistes en la lucha por tus metas, finalmente éstas llegan”.
De lo que no hay duda es de que las dos son un ejemplo para todas las demás pilotos y han demostrado que los sueños se cumplen cuando trabajas y crees en ellos.