Ros, kilómetros de motocross junto a Yamaha Ausió

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En box de Yamaha Ausió hay muchas piezas importantes. Para que funcione un engranaje durante tantas temporadas se debe tener todo muy estudiado. Francesc Ausió, su Team Manager, está curtido en mil batallas a nivel internacional y, por ello, cuenta con un equipo humano lo máximo profesional posible. A unas buenas y trabajadas máquinas se une un elenco de mecánicos que bien conocen las carreras, pilotos de alto nivel y otros con gran proyección y Jordi Comellas, más conocido en el paddock como Ros, una figura que no pasa desapercibida por su buen hacer, su control de muchas de las situaciones que tienen que ver con la llegada, estancia y partida de los circuitos, entre muchas otras labores.

Nacido el 22 de enero de 1975 en la localidad barcelonesa de Santa Maria d’Oló, Ros es uno de los primeros que llega a la competición y de los últimos que se va.

Aprovechamos una de las citas del Campeonato de España de Motocross 2022 para sentarnos y hablar de forma distendida y relajada para que nos explique cómo fueron sus inicios en el mundo del motor, algo que siempre ha ido muy de la mano de la hostelería, algo que también lleva en la sangre.

Muy buenas Ros, ¿cómo fue tu inicio en el mundo de las dos ruedas a motor?

Desde muy pequeño siempre me habían gustado, y con 5 años mi padre me compró una Cota 25. Siempre hemos estado ligados al mundo de la restauración, y él siempre tenía trabajo, y me tuve que espabilar yo a arreglármelas por mi propia cuenta. Un día me dijo: “Así se pone en marcha”. Me lo enseñó dos o tres veces y yo me tuve que espabilar. “Allí tienes la garrafa de la gasolina, cuando esté vacía me lo dices y te la lleno”. Esto con 5 años, porque claro, mi padre estaba todo el día trabajando en el restaurante y yo estaba en casa de mis abuelos, que no podían hacer nada.

A partir de ahí seguimos con los amigos del pueblo. Alguno, como Josep Rovira, ya comenzó a competir en enduro y comencé a hacerle de mecánico. Conseguimos que fuera campeón de Europa, y también campeón de España haciéndole yo de mecánico. Yo llegué a competir alguna vez, pero no era ni en el Campeonato de Catalunya, ya era bastante más mayor, con 31 o 32 años corría con los veteranos en campeonatos sociales de motocross.

Y… ¿por qué no meterse más en el mundo de la competición con Ros como piloto?

Yo me lo tenía que subvencionar todo, por así decirlo, toda la semana estaba trabajando de albañil, y los fines de semana íbamos a hacer alguna resistencia y no daba para todo. Físicamente no llegaba. Además, era la edad tonta, de los 18 a los 20 años, en que también querías salir, trabajar, ir en moto… y dije, nada, me tiro a hacer de mecánico, como ya había hecho en otras ocasiones, y así lo hicimos.

Tus inicios como mecánicos fueron…

Las primeras veces que comencé a hacer de mecánico fue con Josep Rovira. Yo tenía 14 o 15 años, y como él era muy bueno, aposté un poco por él. Yo también ponía dinero de mi bolsillo para que pudiese ir a correr y le dejaba lo que hiciera falta para que pudiéramos estar en las mejores competiciones. Le ayudaba en todo lo que podía. Cuando a él ya le ficharon en GasGas, cuando ya quedó campeón de España, yo me tuve que apartar, no tenía ni carnet de conducir ni nada, y me fui con Leandre Casas, y le hacía también de mecánico en el Campeonato de España de Enduro. Desde ese momento hasta que fui a la mili en Zaragoza en 1994, fui haciendo cosillas. Volví de la mili, me compré otra moto e hicimos alguna carrera de resistencia, pero lo mismo: trabajando, yendo de marcha,… todo no podía ser. Y entonces ya dejé de ir en moto, me dediqué más a trabajar, y al cabo de poco tiempo ya nació mi primera hija, Tania, en 1999, y dejé del todo las motos. Entonces trabajaba en casa, en el Hostal Santa Maria, de Santa Maria d’Oló, del que actualmente soy el propietario. Nació mi segundo hijo y entonces decidí dejar de fumar, y como motivación, me dije: “Me compro una moto para motivarme”. Y me animé otra vez con este mundillo. Comencé a correr alguna carrera de motocross de veteranos,… y lo pasaba muy bien. Y en mitad de ello ya fue cuando, acompañando a Josep Maria Costa, al que le hicieron correr alguna carrera del Campeonato de España de Enduro en el puesto de Arnau Vilanova, que estaba lesionado, y me pidió si podía hacerle de mecánico. Acepté y a raíz de ello conocí a Francesc Ausió. Estábamos a finales del 2005 y, a partir de allí y hasta ahora, he estado siempre con él, en el ‘universo Ausió’, siempre de azul. Desde finales del 2005… a finales del 2022, que se cumplirán 17 años.

Este vínculo te llevó también a estar trabajando en las instalacios de Motos Ausió en Vic, ¿no?

Hasta el 15 de febrero estuve en la tienda de Vic, vinculado con él tanto en el taller como en las carreras, y ahora mis padres se jubilaron y yo me he quedado el negocio familiar, ahora solo voy a las carreras.

¿Cómo es trabajar en este ‘universo Ausió?

En los primeros años, comenzamos con el enduro, y mi trabajo era lo que hiciese falta: desde mochilero, hasta cambiar ruedas, logística, si hacía falta cocinaba, llevaba el camión,… lo que hiciese falta, de todo. Eso en el mundo del enduro. Entonces, ya en el 2008, dejamos de hacer el enduro, del todo, y pasamos al motocross. Al principio estaba con José Luis Martínez, en unos años en que los sábados se corría el MX2 y el domingo el MX1, y a mí me pusieron con Martínez en el MX2. Entonces, Álvaro Lozano tenía otro mecánico, que era Ramon Borés, e hizo tres o cuatro carreras con él… aunque luego, por los motivos que fuera, no se qué pasó que pasé a ser también el mecánico de Álvaro Lozano. Y aquí ya fue cuando entré fuerte con Ausió. Los sábados hacía de mecánico con José Luis Martínez y los domingos con Álvaro. Y entonces al año siguiente ya hicimos el Mundial de MX3, que entonces corría Álvaro, y ya fui fijo con él durante siete temporadas. A partir de ahí, Europeos, Mundiales,… sobre todo a partir de 2015, que fue cuando el equipo compró el tráiler y comenzamos a hacer el Mundial, que el primer año lo hice con Francesc Mataró. Luego ya ficharon a Jorge Zaragoza… y hasta el día de hoy he ido teniendo diferentes pilotos.

Qué destacarías de todos estos años…

Es un trabajo que, aunque te gusta mucho… es muy sacrificado. No está muy valorada y en el motocross yo creo que no hay mucho dinero, no hay ayudas para los equipos, y de ello se resiente todo el mundo. Los pilotos no cobran ninguna burrada, los equipos tampoco tienen mucho, y esto es una escalera que va bajando, y cuanto más abajo, peor. Viajas mucho, a mis hijos tampoco los he visto crecer mucho. Es por ello que a mi hijo, cuando ya iba en 85, ya le había enseñado a arreglar las motos, y con 12 o 13 años ya sabía incluso cambiarse los pistones solo, porque yo me iba fuera y ellos corrían por los circuitos cercanos a donde vivimos. Por fortuna mi mujer, Alba, también me ha seguido mucho y siempre me ha apoyado, e incluso venían a las carreras en las que yo iba con el camión, y ellos cogían la furgoneta y con el mecánico y el chico, Gerard, venían a todas las carreras, y era justo ahí cuando nos veíamos.  Ha habido temporadas en las que había estado dos meses y medio fuera de casa. Gerard ahora hace alguna del Campionat de Catalunya, pero no, ahora quiere centrarse más en los coches, en los rallys, porque está trabajando de mecánico de coches desde hace tres años, y claro, entrenar físicamente no puede mucho… también curra muchas horas. Ya le gustaba el mundo de las cuatro ruedas de antes y, además, para correr no se necesita tanto físico, por lo que ahora le veo decantado a ello.

En tantos años en los paddocks has visto de todo… buenos y malos momentos, ¿con qué te quedas?

Ha habido momentos muy difíciles con pilotos que se han lesionado, y estar una temporada sin un piloto es triste. Por desgracia, algunos accidentes han tenido como resultado la muerte y te hace pensar qué cojones estamos haciendo aquí. Pero bueno, supongo que esto lo llevamos en el corazón, nos gusta mucho y pesa más la alegría que nos proporciona. Entre los buenos momentos, destaco el ganar algún campeonato, con Álvaro cuando ganamos el Campeonato de España de Elite, para mí fue mucho. Con él tuvimos un vínculo que, como aquel que dice, parecíamos hermanos, a veces no nos hacía falta ni pizarra. Para mí ha sido mi piloto estrella, el que más me ha enseñado, con el que hemos estado más unidos, aún a día de hoy nos entendemos mucho. Incluso él se llegó a sacar el carnet de camión y en algún viaje me ha venido a ayudar… lo que digo, como hermanos.  

Has tenido a muchos compañeros de viaje, pero con el ‘Gansu’ (Carlos Morchón, Team Manager de Jezyk Racing Team) se os ve una buena conexión…

Con el Gansu nos hemos entendido muy bien siempre, y siempre nos hemos ayudado mucho el uno al otro. Una vez tuve mucha suerte con él, porque sufrí un pinzamiento en la espalda en Holanda, y gracias a él pude viajar a España, que íbamos a correr a As Neves (Galicia) y tenía dos mi y pico de kilómetros por delante… suerte que él me ayudó a desmontar el camión y me acompañó todo el viaje. Siempre le he estado muy agradecido, yo también le he ayudado en lo que he podido, igual que él a mí. Ahora somos grandes amigos.

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