En tan solo unos meses, el equipo Honda HRC del Mundial de MXGP ha pasado de tener un español en sus filas, el piloto Rubén Fernández, a tener tres. La entrada como mecánicos de entrenamiento de Mario Martínez e Iván Mendía ha supuesto que la multinacional nipona se haya españolizado y que, además, cuente con un toque más mediterráneo con la llegada del joven y talentoso piloto italiano Ferruccio Zanchi.
Reportaje publicado en Onboard Magazine Nº143 – Marzo 2024
Mario está con Fernández y Mendía trabaja codo con codo con Zanchi. Ambos han hecho realidad un sueño, que es el de entrar a trabajar en una estructura factory. Conozcamos un poco sobre su historia y sobre cómo han llegado hasta ese escalón anterior a convertirse en mecánicos de carrera en los Grandes Premios, algo que todavía les queda por hacer.
Mario Martínez, 31 de agosto de 2000, Petrer, Alicante:
¿Cuándo empiezas en el mundo de las motos?
Pues llevo dentro de él toda la vida, porque mi padre tiene una tienda, Motoboom, y siempre he estado allí. Además, figuras como Luisake y Álvaro Lozano son de mi pueblo, así que siempre he estado relacionado con las motos.
Yo también he competido, corrí el Campeonato de la Comunidad Valenciana e hice un par de años el Campeonato de España de Motocross. Siempre me he decantado por esta disciplina.
¿Y en la mecánica?
Bueno, siempre me había gustado. Empecé en el taller de mi padre y luego estudié un grado medio-superior. Lo de las carreras lo veía como una cosa imposible, veía muy lejos el hecho de llegar al Mundial. Conocí a Unai Aguiló y a Edgar Torronteras, y con ellos empecé haciendo cuatro carreras del Europeo. Y luego Edgar me ofreció ir con ellos cuando entraron en el equipo Ghidinelli, y no me lo no pensé, allí fui.
Una aventura, la de Ghidinelli Fantic, que duró poco…
Sí, se acabó rápido. Ya cuando Yago Martínez se fue a KTM SB me fui con él. Primero fichó él por el equipo, y un par de semanas después me reclamó como mecánico, le dieron el OK y allí nos juntamos nuevamente los dos, en Eindhoven. Fue tras su buena actuación en el Europeo de 250 de Italia, en su primera carrera con la KTM, cuando ya vuelve a decir que me quiere como mecánico y el equipo acepta la petición.
¿Y cómo fue esa temporada con Yago?
Con Yago, la verdad es que ese año muy bien. En la primera carrera que hice con él, en Francia, ganó una manga e hizo podio. Y luego tuvo algunos altibajos, pero la verdad es que la temporada fue bastante buena.
¿Y qué tal hacer un cambio tan brusco de pasar de España a Italia y después vivir en Holanda?
Al principio fue complicado, pero como vivía con Yago, más o menos lo pude medio llevar, aunque hubo momentos… al final es verdad que el cambio de cultura es muy grande.
Explícame un poco los cambios que suponen vivir y tratar con un equipo completamente mediterráneo como son los italianos a otros de Centroeuropa que parece que son más cerrados.
Es bastante complicado, a parte también de que yo venía de un equipo pequeño a uno que es un poco más grande. En el equipo holandés prácticamente estaba yo solo de mecánico y el jefe que ayudaba un poco. La verdad es que siempre que necesitaba algo, eran muy cerrados y lo tenía bastante complicado.
Yago se va de KTM SB, pero tú te quedas.
Sí, yo me quedo y entra Fran Carbonero. Y bueno, todo iba bastante bien, pero Fran decidió irse por sus motivos. Ahí empezó todo, igual que había problemas, los hubo con todos. Llegó un momento en que todo, todo eran problemas. Aguanté porque yo veía que si seguía podría conseguir llegar a algún equipo grande.
¿Y tú este año con qué piloto has estado en el equipo?
Bueno, se fue Fran y estuve con Jens Walvoort hasta mayo. Luego decidí dejarlo. Sin embargo, justo me contactaron de SM Action para hacer el Europeo con Federico Tuani y volver a Italia. Quería dejarlo, porque no lo había pasado muy bien, pero bueno, me di la oportunidad y seguí intentándolo de nuevo para poder llegar a algún equipo bueno.
Y ahora sale el bombazo de que te vas a Honda HRC, nada menos que con Rubén. ¿Cómo nace vuestra relación?
Bueno, con Rubén siempre nos veíamos por el paddock, lo conocí cuando entré en las carreras del Europeo y del Mundial, y siempre bromeábamos con que “el día que aprendas italiano te vienes conmigo, te vienes conmigo”, y siempre estaba la broma esta que nos hacíamos. Y nada, ahora necesitaban un mecánico. Por el paddock me habían visto que era español, que era buen chaval y tal, y cuando vi el mensaje la verdad es que no me lo creía.
¿El mensaje de quién lo recibes y cómo lo recibes?
Lo recibo vía Instagram y era de Claudio, que es el que prepara los motores de Rubén en Honda. Me dijo que si podíamos hablar por teléfono, si estaba interesado. Hablamos, me ofrecieron si quería ser mecánico de entreno de Rubén, y ni me lo pensé. Lo tenía como un sueño, pero, como te he dicho antes, lo veía imposible, pero si te lo trabajas, todo se puede conseguir.
¿Ya has empezado a tocar la Honda?
Sí, ya llevo desde más o menos la semana antes de las Naciones y hemos hecho los tests con la moto nueva. La verdad es que el cambio de una moto de producción a una moto factory es grande.
Cambiar a una marca japonesa ya tiene que ser un cambio muy brusco para ti, pero luego que sea todo producto factory…
…aún lo cambia más.
¿Y en qué crees que afecta más en tu trabajo?
Es complicado, porque para mí ahora todo es nuevo, pero lo hace mucho más fácil, porque la calidad de la moto y del material son increíbles.
¿Ya has aprendido italiano?
Casi que sí, me defiendo bastante bien y más o menos lo voy hablando.
Te lo has trabajado y ya estás en un equipo oficial. ¿Siguiente reto?
La verdad es que sí, el siguiente paso sería ser el primer mecánico e ir a las carreras y luego después ganar el Mundial, y si puede ser con Rubén, aún mejor.
Se dice que los pilotos top ganan dinero, pero luego el mundo del motocross ya sabemos cómo está en todas partes. Si para un piloto es complicado vivir de ello, para un mecánico de la alta competición como eres tú ahora mismo, ¿cómo se vive?
Bueno, por el camino la verdad es que vas pasando por muchas fases y equipos. Es todo muy complejo, pero ahora, en un equipo de este nivel, me veo recompensado con mi salario.
¿Cuál es el feeling con Rubén en estas sesiones de entrenamiento?
La verdad es que muy bien. El hecho de que seamos españoles hace que aún nos entendamos mucho mejor. Pero la forma de ser de Rubén hace que trabajar sea mucho más fácil.
Y con la familia supongo que también, porque seguro que tienes a Paco ahí detrás.
Sí, sí, Paco siempre está ahí al pie del cañón.
¿Qué esperas de 2024 y de Rubén?
Yo por mi parte voy a dar el cien por cien para que siempre esté la moto perfecta y limar cada detalle a la perfección por lo que todos queremos, que es ganar.
Iván Mendía Rodríguez, 26 de septiembre de 1997 en Badalona.
Explícame un poco tu historia en el mundo de las motos.
Yo nunca he sido piloto ni nada parecido, simplemente en casa había afición por el motor en general, sobre todo por parte de mi padre. De pequeño, yo quería ser mecánico de carreras, pero siempre había ido enfocado al asfalto. Entré a estudiar en Monlau Competición y seguía pensando que quería estar en la velocidad. Pero vino KTM España preguntando por chavales de prácticas, nos explicaron el proyecto, me fui a su base en Terrassa, hice la entrevista y me cogieron. Hoy en día, aún no he pisado el asfalto.
A partir de ahí…
Estuve de segundo mecánico con Ander Valentín y en el equipo también estaba Simeó Ubach. Fue en 2019, el año que Ander salió campeón. Ese mismo año hice el Nacional de enduro y de motocross, y hablando con Sime, que ya iba todos los veranos a entrenar a la zona de Bélgica, me fui con él. Luego acabo las prácticas y, a partir de ahí, cogí toda la lista de emails de equipos del Mundial y les enviaba cada 15 días mi currículum. Los que me decían que no, pues los descartaba, y así hasta diciembre. Fue el momento en que me contestó un belga y emprendí la aventura. El 11 de enero del 2020 a las 5:00 h de la mañana me pasan a buscar un belga, un alemán y un checo a la salida de la autopista en Badalona. Yo no sabía ni quiénes eran… Era el piloto Nathan Drenkens, que tenía su propio equipo. Por desgracia, empecé en año COVID, y no fue fácil el confinamiento en Bélgica. Con todo lo que sucedió en aquellos meses y con la pérdida de mucho poder adquisitivo de mucha gente, el equipo cerró, pero me fui con otro piloto a la República Checa y ahí estuve ese año. Luego recibí la llamada de Jordi Larrégola, que me dijo que se quedaba el equipo de la RFME, y entré a trabajar con él. Estuve un año, lo que llevo de carrera profesional, todo ha venido de forma casual.
¿Hay más casualidades?
Sí. Haciendo el stage en Lommel con la Federación, me llamó Carlos Morchón, team manager de Jezyk Racing, que quería alquilar el workshop de Jacky Martens. Le ayudé en la traducción para que se entendieran en sus negocios y luego Martens le preguntó si sabía de algún mecánico, a lo que ya contesté yo que estaba interesado en trabajar con él.
Vas conociendo a mucha gente y entre ellos está Ferruccio Zanchi, quien me pide el currículum para, a la postre, Honda HRC. Hablé con Giacomo Gariboldi y nos entendimos, por lo que aquí estoy ahora.
¿Cómo fue el año pasado trabajando con Jacky Martens y Candem McLellan?
El cambio más grande lo noté al entrar en el workshop. Al final es un equipo que ha sido oficial muchos años. Me he dado cuenta de que el año pasado me enseñó a trabajar muy bien. La mayor diferencia entre un equipo satélite y el oficial es, obviamente, el presupuesto, en ningún momento hay escasez de material.
¿Cómo ves a tu piloto y qué objetivos os marcáis?
Este año el objetivo te lo tendría que decir él, pero el otro día en una reunión él dijo que espera estar constante en el Top 10. Ahora te voy a decir mi opinión: entrenando, si le pides que corra 15 kilómetros a pata coja, lo hace. En trabajo es el número uno. Después de unas semanas de pretemporada, estoy empezando a ver que está empezando a ser ‘uno’ con la moto. Ya no lo ves peleando ni que la moto le pelea. Creo que la velocidad, basándome en el Internacional Italiano que ha hecho, siempre con la duda de si los otros se guardaban algo, la tiene, además sale bien y si no pasa nada, a lo mejor, algún cajón puede pisar.
¿Cuál es tu relación con Mario?
Mario entró primero y me puse súpercontento por él. Primero lo conocía solo de vista, aunque en invierno del 2023 estuvimos juntos casi todos los fines de semana, ya que normalmente no se montaba. Nos secamos las lágrimas el uno al otro… de ver cómo estábamos el año pasado, y no estábamos mal, a este es un paso adelante, todo un sueño para nosotros.
¿Y qué tal hasta ahora la experiencia en Honda HRC?
Lo más importante, además de que el equipo es el que es, y lo que yo destacaría es la calidad humana. Hemos estado todo un mes en Cerdeña y en ningún momento había malas caras. Tuvimos días mejores y días peores, días en los que a lo mejor el piloto no se sentía cómodo, días de lluvia… y en todo momento he sentido que éramos un grupo, una piña. Te pueden pagar 15.000 euros al mes, pero si no estás bien con todos los miembros del equipo no sirve de nada.
LAS PALABRAS DE RUBÉN FERNÁNDEZ:
Lo de Mario fue cosa de mi equipo de mecánicos, tanto de Federica como de Claudio. Sabíamos que Lucas, mi mecánico de entrenamientos, no iba a continuar porque se volvía a su país, Brasil. Teníamos muy buena relación, era como mi hermano. Fue mi equipo el que me habló de Mario, me dijeron que les gustaba como mecánico y que encima era español, por lo que me podría encontrar bien con él. Me pareció una idea fantástica al momento. Somos los dos españoles, estaba seguro de que íbamos a tener buen ambiente e íbamos a estar a gusto en mi casa entrenando por España y Portugal. En el equipo, lógicamente, cuanto más españoles, mejor, aunque hay que decir que con los italianos tenemos una excelente relación, ya que son muy parecidos a nosotros.
Lo de Iván no me lo esperaba, fue toda una sorpresa verle en el primer entrenamiento de pretemporada en Cerdeña. Me alegré mucho de que comenzara a trabajar con Ferruccio Zabchi, que es un piloto joven, pero con mucho talento y muy buen chaval.