Joaquin Camacho, Objetivo: Europeo 2018. Entre el paddock del Campeonato de España de Motocross destacan una serie de carpas de color azul Yamaha que nada tienen que envidiar a las de las grandes estructuras de fábrica. Mimada al detalle, aspecto que denota lo que se cuida también a sus pilotos, el equipo de Motos Da Silva cuenta con un diamante andaluz que, pese a su juventud, tiene las ideas muy claras, cristalinas. Entramos en su box en busca de Joaquín Camacho, un chaval frío que desborda timidez por las inmediaciones de los circuitos, pero que transmite calma, serenidad y complicidad cuando tienes unos minutos para charlar con él. Entre los campos de Chipiona, su localidad natal, se intenta hacer un hueco a base de trabajo y más trabajo. Como bien dice, “si tengo dos piernas y dos brazos como los demás… ¿por qué no puedo llegar a la elite?” Una frase inequívoca de que no se amilana ante nadie y ante nada, sabedor de que los trenes van pasando y siempre hay que coger el que te lleve a la estación por la que estás luchando. Pero tiempo al tiempo, ya que otra de las cosas que le hacen ser una persona muy madura es el conocer lo que cuesta ingresar un euro y lo poco que cuesta gastarlo, o ya no gastarlo, invertirlo en una apuesta (semi) segura. Es por ello por lo que en estos momentos no está disputando el Campeonato de Europa, lo que viene a ser la antesala de todo aquel que ansía estar algún día en el panorama internacional al más alto nivel, el MXGP. No obstante, la cautela le hace suponer que todo llegará. Su padre, Joaquín (sénior), siempre ha tenido moto pero solo la ha paseado a modo de hobbie, nunca ha corrido. Se dedica a la profesión de agricultor en invernaderos de flores y su (Francisca) trabaja elaborando el mismo producto que corta su progenitor en su empresa. Todo queda en casa…
Texto: Xavi Francés , Fotos: @jpacevedophoto
Sin hacer mucho ruido, ha sido campeón de España de 125cc, Sub18 en 2016 categoría en la que ostenta el liderato esta temporada. Asimismo, la mala fortuna hicieron que en MX2 se haya quedado sin puntuar en las carreras de Alhama de Murcia y de Bellpuig, pero. Aún así, ocupa la novena posición a falta de dos pruebas y todo apunta a que puede remontar posiciones para acabar mucho mejor el curso.
Mientras hablamos, su mecánico Carlos Cabrera no pierde detalle mientras no para en sus minuciosos trabajos en la Yamaha.
El gaditano, fan incondicional de José Antonio Butrón, nos explica de dónde viene… y a dónde va…
Joaquín, ¿cómo empiezas tu contacto con el mundo de las motos?
Desde pequeñito siempre estuve liado con las motos de juguete y posteriormente iba con mis amigos en pitbike. Hacíamos lo que hace cualquier crío que le gustan las motos… creábamos circuitillos y siempre pasándolo lo mejor que podíamos con motos, que simplemente, eran de juguete. En ocasiones corríamos con casco, pero pocas, la mayoría no… eran motos pequeñas y, ya sabes, éramos unos niños. No fue hasta los siete años, cuando mis padres me regalaron una Kawasaki 65cc y ahí empezó todo.
¿Qué empezó? ¿Ya empezaste en las carreras?
No, no, faltaba un poco todavía…Estuve un año entrenando por varios circuitos sin hacer ninguna carrera. Ya la temporada siguiente hice el Territorial de Andalucía y el Provincial de Huelva, fueron mis primeros pasos como piloto, cuando empecé a correr.
¿Cómo vieron que quisieras ir en moto de competición y no jugar a fútbol como el resto de los ‘mortales’?
En mi casa siempre lo han visto bien, porque a mi padre, sobre todo, pero también a mi madre les gusta mucho este mundillo. Me he sentido en todo momento muy arropado por ellos. Realmente les ha encantado que saliera con esta afición”.
¿Qué recuerdas de tu primera competición?
A los ocho años disputé mi primera carrera. Fue una de esas sensaciones que no se pueden explicar y que sentirla por primera vez te hace sentir muy especial y algo que no olvidaré… Fue en el Campeonato Andaluz en Chiclana, de donde es José Antonio Butrón y, vamos, no sé en qué posición quedé, pero de los últimos porque iba fatal. No es hasta el último año de 65cc cuando empiezo a ir mejor. Y ya en mi última temporada de 85cc me jugué el Campeonato de Andalucía. No obstante, no es hasta el último año de 125cc cuando empecé a despuntar y desde allí hasta ahora he mejorado mucho.
¿Cómo ha sido tu ‘vínculo’ con las lesiones?
La verdad es que me han respetado, solo me he roto cúbito y radio en el tercer año de 85cc y la clavícula en el segundo. Lo pasé mal el año pasado en verano. Estaba entrenando en Holanda y me rompí seis centímetros de músculo del gemelo y fue un momento duro, porque iba líder del Nacional sub 18 y no tenía la certeza de si llegaría a la última carrera que se disputaba en Calatayud. Luché y luché y nunca pensé en tirar la toalla. Al final, lo conseguí, y es algo de lo que estoy muy orgulloso.
Eres andaluz y de una localidad muy cercana a la de todo un crack, ¿no? ¿quién ha sido y es tu referente?
Siempre me he fijado en José Antonio Butrón, siempre hemos entrenado juntos y nos llevamos muy bien. En estos momentos otro de mis referentes es Iker Larrañaga, que me encanta como pilota y cómo va encima de la moto. Lo está haciendo excelentemente en el Mundial de MX2, es todo un pedazo de piloto.
Con Butrón siempre que hemos entrenado me ha metido mucha caña… se mete mucho conmigo y es algo que me viene muy bien, porque me picardea y siempre intentamos estar bajando los tiempos… Me encanta cuando podemos trabajar mano a mano, me aporta mucho tanto su manera de ser como su pilotaje.
Tal y como te van las cosas, ¿no deberías estar disputando el Europeo de 250cc?
Es un mundo muy costoso este de las motos. El año pasado me costó mucho esfuerzo porque no tenía tantos apoyos, pero ya este año las cosas han cambiado sustancialmente. Me ha cogido el equipo de Castro Da Silva y la verdad es que me está ayudando muchísimo, me sale muy rentable y estoy muy contento.
En esta estructura se respira un ambiente muy familiar. Todo el mundo se lleva muy bien, la ayuda está siempre hagas buenos o malos resultados, porque confían plenamente en ti, algo que te hace estar muy tranquilo los fines de semana de carreras.
El Campeonato de Europa cuesta mucho dinero, es un gran desembolso. Además, hay un problema añadido, que es el de si te clasificas para las carreras o no te clasificas. Creo que en la situación que estoy en estos momentos estaría en el límite y para gastarte un dineral y tener las dudas de si te clasificas o no, es muy arriesgado. La temporada que viene sí que quiero hacer todo el Europeo.
Pero, ahora mismo, no trabajas y vives como un piloto profesional, ¿no?
El año pasado trabajaba en la empresa de mi padre como agricultor, pero ya este desde el inicio me lo estoy tomando muy en serio solo pensando en el motocross. Es la manera de seguir progresando.
¿Cómo tienes programada tu semana durante el año?
Los lunes después de carrera suelo hacer una hora y media de bicicleta; los martes, jueves, sábado y domingo entrenamientos sobre la moto, aunque entre semana los días que hago moto, antes también le dedico un tiempo a la natación o el ciclismo, dependiendo. Los miércoles y los viernes, generalmente, hago o running o, de nuevo, bicicleta. Todo va dependiendo de los planes que me tiene preparados mi entrenador personal, Isaac García, a quien también le estoy muy agradecido.
¿A dónde pretendes llegar?
Mi sueño, como el de muchos otros, es el de ser campeón del Mundo y poder vivir de ello. Nada es imposible… sé que está muy lejos, aunque trabajando y haciendo las cosas bien al cien por cien se puede llegar al Mundial, ¿por qué no? Si hay otras personas que tienen dos brazos y dos piernas como yo, ¿por qué yo voy a ser menos y no llegar?
Joaquín Camacho está, en estos momentos, muy lejos de su Andalucía natal. Las altas temperaturas le han trasladado por unos días a Asturias, donde convive con la familia de Pablo Gutiérrez, otro de los cracks del equipo de Da Silva. Recuperado de la lesión de rodilla que le hizo perderse la carrera del Nacional de Bellpuig, el de Chipiona tiene ganas ya de regresar a la competición y de comenzar a preparar lo que será la temporada 2018, en la que, además del Campeonato de España Elite en la categoría de MX2, quiere dar el salto al panorama continental en busca de un futuro mejor o, al menos, que le encauce a conseguir su sueño de poder ganarse la vida en un mundo tan poco austero como es el del motocross a las más altas esferas.
Sí, tiene dos brazos y dos piernas como el resto de integrantes de la parrilla, pero también cuenta con las ganas y la mente puesta en esforzarse más, y cada día más.