Nacida hace 15 años en la localidad madrileña de Serranillos del Valle, Carmen Gómez vivió hace dos semanas todo un sueño, estar en la parrilla del Mundial de Féminas. El salto puede parecer prematuro, pero muy posiblemente le haya servido para comenzar a foguearse ante rivales de suma entidad y, por consiguiente, darse cuenta de que para llegar a la elite hacen falta ganas, trabajo, esfuerzo y mucha disciplina. Algo que, hablando con ella en el circuito de Arroyomolinos, donde debutó en el Gran Premio de España, parece que le queda muy claro.
“Comencé a los cuatro años a montar en moto, porque un día fui a ver una carrera de mi tío y me gustó. Mi padre me dijo: ¿quieres montar? Y le respondí que sí”. Con un monosílabo comenzó todo sobre una KTM 50cc. A partir de ese momento, como muchas otras chicas que inician este camino, ha tenido que correr en categorías inferiores básicamente con chicos. Comenzó a competir con tan solo diez años: “a veces ha sido duro, ya que a algunos rivales les dolía que les ganase una chica, pero no pasa nada, porque compitiendo es como se aprende”, responde una Carmen ataviada con la indumentaria de paddock de Yamaha Bermúdez y una gorra de Monster al más puro estilo piloto Factory.
Su primera carrera fue un Supercross nocturno en un pequeño pueblo de Ávila, Rivilla de Barajas. “Me acuerdo que me caí y se me rompió la moto… ese es el recuerdo que tengo de mi primera carrera…”. Lejos de achicarse ante el primer golpe de realidad ha continuado su camino y de qué manera.
Tan solo dos años antes, en 2022, de su debut ante un repleto de aficionados Mundial en Madrid, Gómez estaba en el mismo escenario, pero formando parte de la MXGP Academy, una especie de convivencia que organiza el promotor mundialista junto con la Federación Internacional de Motociclismo (FIM) para promover conocimientos de 360 grados sobre el motocross con el objetivo de atraer a jóvenes a esta disciplina. Esa misma temporada era segunda en la Copa de Promoción de Yamaha, YZ bLU cRU Cup, en categoría 65cc; conseguía la sexta posición en el Madrileño Juvenil y se proclamaba campeona en Féminas.
No le fueron nada mal las cosas en 2023, momento en que dio el salto al Campeonato de España y volvió a ser campeona en su comunidad cediendo tan solo una manga, la primera, en la que fue segunda.
En la actualidad es tercera en el Madrileño de MX2; primera en la categoría femenina autonómica y sexta tras la primera carrera del Nacional de Malpartida de Cáceres.
Bajo las órdenes de Gabriela Seisdedos y Xurxo Prol en sus entrenamientos semanales sobre la moto, la joven protagonista de este escrito asegura que “tengo mucho que aprender de ellos cada día. Además de las clases en el instituto, tengo rutinas de gimnasio los días que no montamos”, aspectos también muy importantes en su crecimiento como piloto. Y es que, si no se culmina en el futuro su sueño de llegar al Mundial y, claro está, ganarlo, quiere decantar su vida profesional hacia un Grado de Deportes o a toda una Ingeniería Mecánica, “para poder dedicarme en los circuitos a todo lo que tiene que ver con los motores o las suspensiones de los pilotos”.
¿Su espejo en el que reflejarse?, la propia Gabriela y Daniela Guillén, con la que dice tener muchos aspectos en común como que “las dos somos algo brutas (ríe)”. Entre los chicos, como no podía ser de otra manera, Jorge Prado y Rubén Fernández son sus referentes.
Con mucho margen de mejora admite que “tengo que aprender a dejar correr un poco más la moto, porque en curva la paro mucho y luego acelero… y pierdo mucho tiempo”.
Son solo quince años y toda una vida por delante para seguir experimentando y aprendiendo. Lo que queda claro, con la historia de Carmen y la de muchas otras ‘Cármenes’ en España es que el motocross está en un buen momento y en el apartado femenino se está rompiendo una barrera para seguir en evolución.
Una clara muestra, las más de veinte chicas que formaron la parrilla de salida del Nacional en Malpartida de Cáceres. Un resultado que viene precedido por el trabajo, esfuerzo y, en ocasiones, calvario de muchas otras pilotos que lo dieron todo por hacerse un hueco en momentos menos ‘tolerantes’.