Con varias victorias de Gran Premio en su haber, Evgeny Bobryshev está sacándole un gran partido a su nueva aventura en el Mundial de MXGP. Bajo la estructura del BOS Grand Prix es un piloto regular dentro del Top10 a pesar de estar evolucionando un nuevo sistema de suspensión en medio de la competición, además de hacerlo sobre una Suzuki RMZ-450 prácticamente de serie.
El piloto ruso formó parte del equipo Honda HRC del 2011 al 2017, y para esta temporada cambió de montura en dirección al equipo francés Grand Prix, regentado por Olivier Bossar y con el objetivo de desarrollar las suspensiones BOS al máximo nivel del motocross. “Ha sido un gran cambio para mí”, dice ‘Bobby’ después de alcanzar posiciones de Top10 13 veces de las 28 mangas disputadas hasta la fecha.
“Diría que estamos aproximadamente al 80% de nuestra meta”, afirma el piloto ruso. “El chasis está ofreciendo un gran rendimiento pero aún nos estamos adaptando a diferentes estilos de terreno, ya que previamente no pudimos completar muchos tests y por lo tanto sacar conclusiones fiables. Cada fin de semana estamos realizando ajustes e intentando sentirnos cada vez más cómodos. La suspensión funciona bien. Es muy sensible, así que solamente es cuestión de realizar más tests”.
Bobryshev ha sido el único piloto defendiendo los colores BOS esta temporada debido a la lesión del ex-campeón del Mundo MX2 Jordi Tixier. El francés utiliza una KTM, mientras el #777 compite sobre una Suzuki. En este sentido el equipo es algo atípico en términos puesta a punto de sus motos, pero a la vez es una gran oportunidad para recabar más información sobre la tecnología de las suspensiones.
Sin embargo, el principal problema para Bobryshev esta temporada llega en el apartado de potencia: “El motor es algo que nos causa un poco de problemas porque no he sido capaz de conseguir buenas salidas, así que tengo que apretar durante las primeras vueltas para poder adelantar a otros pilotos”. Nos explicaba. “A veces es imposible, y salir fuera del Top10 significa que es muy complicado poder remontar. Es difícil recuperar ese tiempo sin demasiada potencia. Lo demás marcha todo perfecto y estamos trabajando muy bien junto a todo el equipo, que es nuevo y siempre cuesta algo más al principio”.
Bobryshev lleva una de las pocas Suzuki que quedan en el Mundial después del cierre del equipo Factory al término de 2017 (y con la RM-Z habiendo sido remodelada recientemente). A pesar de su perfil como piloto Top de la parrilla y de los esfuerzos de Grand Prix el piloto ruso no ha recibido la ayuda deseada por parte de fábrica: “No es un motor completamente de serie pero no está lejos de serlo. El equipo está en contacto con Suzuki para mejorarlo pero es algo que esta costando mucho,” nos comenta. “Hemos recibido algunos componentes pero necesitamos más para mejorar y estar más adelante. No me siento satisfecho del todo rodando 8º o 9º aunque esta temporada el nivel haya subido. Me gustaría estar en el Top5.”