30 años de mucho Cros – Reportaje

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Esto es una historia de amor que comenzó hace treinta años. El motocross te ata para siempre y un claro ejemplo de ello es el que encontramos en la familia Cros Cortés. Como en muchas otras casas, las motos se han convertido en el epicentro de las vidas de los que las habitan, pero en este caso se da un paso adelante al, como si de una mancha de aceite se tratase, ver que la pasión de una figura hizo mella en todos los que lo rodeaban. Algo tendrá Joan Cros ‘Padre’ que ha sabido transmitir unos valores, una experiencia y un modo de vida a aquel que le ha rodeado en todo momento. Y no hablamos de un ‘credo’ diluido por el paso del tiempo, si no de toda una filosofía que se traduce en, nada más ni nada menos, 30 años del nacimiento de la estructura JCR, cuyo nombre ha ido mutando a lo largo de los tiempos dependiendo del respaldo que ha ido teniendo a cada momento.

Texto: Xavi Francés, Fotos @jpacevedophoto

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El día 1 de mayo es el Día Internacional del Trabajo y muy bien supo aprovechar aquella jornada Pilar Cortés para asentar las bases de lo que ahora se ha convertido en el equipo más longevo del paddock del Campeonato de España de Motocross. Muy posiblemente también lo sea de Europa, aunque este dato todavía no hemos podido/sabido cotejarlo.

En pleno siglo XXI, las series de mayor interés general se fragmentan por, evidentemente, capítulos… y estos a su vez por temporadas. Pues bien, ya en 1987 las temporadas de competición se basaban en un arduo trabajo capítulo tras capítulo o, mejor dicho, carrera tras carrera.

“Joan -Joan Cros Padre, marido de Pilar- siempre había corrido en motocross, pero cuando empezamos a estar juntos lo hacía en los raids… y, la verdad, a mi no me gustaba nada. Se iban y ya no volvían a pasar por el box hasta el final de la etapa. Lo encontraba bastante aburrido. Pero a mi, que antes de conocerlo a él no tenía ni idea de motos, me gustaba mucho el mundillo, por lo que le plantee el crear un equipo de motocross”. Joan Cros asintió rápidamente a la petición de su mujer y ya, hasta la fecha, no han programado un año en el que este deporte no ejerza de eje familiar.

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Óscar Vallès y Santi Piella fueron los artífices de que la propuesta llega a buen puerto. Ellos se convirtieron en los primeros pilotos que disputaron competiciones de diferente calado bajo la estructura JCR. “Vallès vino a vivir a casa, era un hijo más y Piella, que nos dejó hace unos años, era de Manlleu y teníamos una gran relación. Comenzamos a ir a las carreras y sin darnos cuenta empezamos a ir primeros en las categorías que estábamos disputando -125cc y 250cc”, comenta Pilar mientras controla con la mirada todo lo que sucede dentro de su box. Era la época en la que también entraba en escena Jorge Elías, tío del piloto de velocidad Toni Elías. Unos años, los de finales de los 80 y principios de los 90, que la Team Manager del equipo catalán nos describe como “los tiempos de las autocaravanas y las furgonetas vivienda. Nosotros íbamos con una Iveco y un toldo y llegar al paddock de cada circuito era un ‘tonto el último’ en el que si no te espabilabas no encontrabas una buena posición. Tu podías estar con todo tu montaje y delante podías tener a una abuela dando de comer a sus canarios… y los críos campaban a sus anchas por todos los lados. Era un auténtico asentamiento el que hacíamos cada fin de semana”. Simplemente, otros tiempos… tiempos en que “las revistas dedicaban al motocross dos o tres páginas y teníamos la suerte de salir, antes o después, siempre”. En el mismo orden de ideas, nos recuerdan la figura de Mikel Huarte, cargo federativo, “que hizo muchísimo por hacer crecer en la medida de lo posible este deporte”.

Lo dicho, un siglo pasado en que, hoy por hoy, todavía podemos encontrar en hemerotecas de prestigio como las de ‘ABC’ páginas en blanco y negro relatando todas y cada una de las rondas del Nacional de la especialidad, algo que determina aquello que ¡cualquier tiempo pasado fue anterior y, posiblemente, mejor’ en cuanto al motocross se refiere.

Sí, Edgar Torronteras salió y creció junto al Team JCR. “Un día estábamos estábamos en un cursillo en Olot y vimos a un crío con una 60cc destartalada. Le fuimos a preguntar quien era y le ofrecimos una Kawasaki para probar. Vino al taller, probó la moto, le gustó y comenzamos a ir a las carreras con él. Así empezó a ganar y ganar… de hecho llegaba Edgar, se quitaba el casco y llegaban los otros pilotos, era espectacular. Con él hemos dado muchas vueltas. Pusimos literas en una furgoneta suya y estuvimos varios años haciendo el Europeo”. De hecho, el que ahora conocemos como uno de los mejores pilotos de freestyle motocross de España y del planeta fue, en la categoría de 80cc, subcampeón de Europa y, como dicen muchos de los que le conocen, “dio y hubiera dado mucha guerra en el motocross”. Fue en esos años de ET con JCR unos de los mejores momentos que ha vivido el equipo. “Una vez, en un supercross en Tarazona de la Mancha, había una cantidad de gente impresionante esperando a que Edgar saliera de la caravana porque se estaba duchando. Nosotros intentamos apartar a la gente un poco, pero, como a veces se le iba un poco la olla, tiró unos calzoncillos que cogió al vuelo una chica bajita y que acabó desatando una pelea con otra fan incondicional. Aquellos momentos son impresionantes, no por cómo se tiraban de los pelos, si no por la gran afición que nos encontrábamos en muchos circuitos. Sí es cierto que ahora Jorge Prado mueve a mucha gente, pero como aquello nunca más lo he vuelto a ver”. Del mismo modo, Pilar nos recuerda que en los SX de Barcelona y Madrid y en el FastCross de Italia el bueno de Edgar tuvo que contar con escolta en más de una ocasión, “era lo nunca visto”.

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Después de muchos años y muchísimos pilotos ha habido momentos complicados. Nunca es fácil trabajar con jóvenes promesas y lidiar, a su vez, con sus padres. Sin embargo, el momento más difícil para Pilar Cortés en todos estos años de kilómetros de carretera, polvo, barro y montar y desmontar carpas llegó con el fallecimiento de Pepe Puertas. “Era el mánager de Javi Remacho y el propietario de Motorshop Yamaha en Granada, un concesionario muy potente a todos los niveles. En su día, además de a mi hijo Joan cuando corría en 65cc, ayudó a pilotos de la talla de Javier García Vico o Matthias Nilsson. Se fue sin decirme adiós y eso me marcó mucho porque gran parte de lo que sé ahora fue gracias a él”.

Por casa de los Cros habrán pasado más de medio centenar de pilotos con nombre, ‘renombre’ y apellidos y muchos otros que no han formado parte del Team propiamente dicho pero han estado ligados de una u otra manera. Algunos incluso han venido desde América para participar en alguna cita internacional, como es el caso de Jeff Emig, vencedor en Jerez del Motocross de las Naciones con su país, USA  “Hemos contado con un gran número de pilotos y buenísimas personas y a otras, como es el caso de Prado, Vico, entre otros, mi marido les ha preparado durante muchos años los motores para sus motocicletas de competición. Es algo que nos enorgullece porque si algo tenemos en lo que somos únicos es que contamos con las manos de Joan ‘Padre’, una auténtica garantía, y no porque lo diga yo, son cosas que dice muchísima gente”.

 

A esta afirmación irrefutable y archiconocida de que uno de los mejores preparadores de motocicletas es Joan Cros se suma actualmente que el equipo cuenta con una primera espada que sirve como escaparate para ‘vender’ mucho mejor el producto. Joan Cros ‘Hijo’ sigue siendo un ‘grande’ en España y fuera de nuestras fronteras, básicamente en la modalidad del supercross, en la que año tras año compite alrededor de Europa y que a principios de año tuvo la oportunidad de poder hacer realidad un sueño: disputar el AMA SX en Estados Unidos. “En el JCR nos basamos ya desde hace varios años en llevar a nuestros pilotos, lo que quieren claro está, a diferentes carreras de supercross. Creemos que se coge mucho nivel y, además, a diferencia de otros equipos ya probamos en su día lo de ir a Holanda a entrenar en verano y no lo vemos del todo factible. Creemos que se pueden disputar competiciones en Francia, por ejemplo, que son como un Mundial al contar con rivales mundialistas y contra los que se aprende bastante”.

El Team JCR ha visto como los tiempos han ido cambiando. En treinta años muchos aspectos que parecían normales se han convertido en una auténtica quimera. “Antes pagábamos a los pilotos y los podíamos exigir resultados o, como mínimo, actitud. Ahora son ellos, la inmensa mayoría, los que pagan y nosotros estamos para ofrecerle lo mejor, algo que ya hacíamos antes pero de otra manera, claro está. Los primeros años en los que comenzamos esto, los integrantes de nuestra estructura simplemente llegaban y corrían. Eran como profesionales pero sin serlo, porque todos sabemos lo que cuesta vivir de ello”.

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Hay un momento clave que provoca un cambio mentalidad. Cuando dejan de ser importadores Kawasaki (posteriormente tendrían Suzuki mediante Import Cross “gracias a Ferran, al que le debemos mucho”), “ya no podíamos pagar a los pilotos y, además, comenzaba a correr mi hijo Joan, porque el pequeño, Sergi, nunca ha tenido las mínimas ganas por sentarse encima de una moto y competir… y eso que ha vivido en los paddocks desde casi su nacimiento. Es por lo que quiero pedirle perdón, aunque se ha sabido amoldar a la perfección, lleva muchos años trabajando a nuestro lado y en estos momentos estudia Periodismo y hace las funciones de jefe de prensa”.

Por aquel entonces, junto a KTM, focalizan mucho más los esfuerzos en los jóvenes, aquellos que el día de mañana se convertirían en los ‘pros’ del motocross o de otras modalidades español e internacional. Además de ver crecer a ‘El Coyote’, el JCR contaba con nombres como los de Pol y Aleix Espargaró, Dani Rodríguez, Cristian Oliva…

“Los Espargaró fueron a hacer las pruebas del RACC para entrar en la velocidad. A Joanet se le ofreció hacer Copa Movistar, pero no quiso. Alberto Puig fue el que nos lo propuso, aunque el crío me dijo que quería morirse siendo un desgraciado pero piloto entre el barro del motocross”.

Pilar Cros no es amante de los camiones como motorhome en las carreras, “ya que creo que se puede dar una muy buena imagen sin tener que desembolsar tanto dinero en transportes. Si no lo tenemos es, sinceramente, porque no nos acaba de convencer”.  Han sido muchas idas y venidas, muchos días de motor, por lo que está “algo quemada después de tantos años”. No obstante, sabemos que después de esta trigésima temporada vendrán más, porque “al fin y al cabo es lo que nos gusta y nuestra forma de vida”. De este modo, la rueda comenzará a girar de nuevo en el mes de septiembre. “Es cuando empiezo a trabajar para la temporada siguiente. Lo hago de cero y por mucho tiempo que invierta siempre llega febrero y nos faltan cosas, es algo a lo que te acostumbras. Al final lo hago todo sola porque es mi rol, cada miembro del equipo sabe lo que tiene que hacer y de qué tiene que ocuparse. Supongo que es por todo ello por lo que las cosas no van tan mal”.

En suma de cuentas, una gran familia marcada por un apellido o ya no solo un apellido, un sello con historia que no para de crecer al estar acompañado por puntales de la talla de Pilar, Joan y Sergi.

 

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